Foto de Samuel Sánchez
¿Qué papel adopta cuando
habla con jóvenes? El de un
curioso. El abismo generacional es el más grande de la historia. Los jóvenes
están más en las pantallas; ahí su desenvoltura es imbatible. Nosotros seguimos
siendo librescos.
¿Qué más cambió? Se hacen adultos muy pronto. Frente al sexo, por
ejemplo. Es una libertad que los hace más sanos de lo que fuimos nosotros. Los
tabúes y las prohibiciones hicieron que el sexo fuera traumático.
¿Qué entiende ahora que no
hubiera entendido de joven? La igualdad
entre el hombre y la mujer. Los jóvenes ahora son más conscientes de eso y
nosotros estábamos bastante ciegos. El sexo los hace más libres. Aunque esa
libertad les hace perder más rápido esa inocencia que poco a poco iba
fomentando el amor y enriqueciendo la relación sentimental.
¿Cuándo perdió usted la
inocencia? Entre los diez y los once años.
Yo no sabía cómo venían los niños al mundo; que los trajera la cigüeña me
parecía algo fantasioso; no sospechaba el tipo de vida sexual que estaba en el
origen de la procreación.
¿Y qué otros descubrimientos
naturales lo conmovieron? El amor. Fue
fundamental y lo descubrí antes que el sexo. Mi primer amor fue el de una
trapecista de circo. Era muy chiquito; en Cochabamba los circos venían para el
6 de agosto, día de Bolivia. Había una equilibrista vestida de rosado; fue mi
primer amor.
¿Y el primer beso? A los doce años, quizá. Teníamos juegos maliciosos
entre chicos y chicas. El premio era un beso. El primero fue el de Teresita;
¡así nombré a la protagonista de la primera novela!
Abrazó la utopía de joven.
¿Cuándo se rompió la utopía? Cuando los
países que vivieron la utopía nos demostraron que ésta provocaba peores
injusticias que las injusticias que nosotros queríamos corregir con las
mediocres democracias.
Esta realidad no está para
echar cohetes. Esta realidad democrática
no sólo no es el paraíso sino que puede llegar a ser el infierno. Hay
corrupción, falta de transparencia, de vitalidad de las democracias, y eso
lleva a los jóvenes a volcarse en la indiferencia y el desprecio por lo social
y lo político; me parece muy grave. Es una realidad de nuestro tiempo.
¿Qué le sorprende de lo
que habla con los chicos? El enorme
desprecio por la política y el compromiso; piensan que es una pérdida de
tiempo, que todos los políticos son corruptos. Esa actitud cínica a la que
llegan tan pronto es peligrosa para el futuro de la democracia, de la libertad,
de todo lo que nos ha sacado de la barbarie.
¿Los convence de lo
contrario? Es difícil hacerlo si lo que
les ofreces es vivir en sociedades donde no hay trabajo sino para minorías. La
gran revolución tecnológica transforma el mundo y hace desaparecer cada vez más
oportunidades de trabajo.
¿Qué no entiende de lo que
oye? Hay un engolosinamiento con la
tecnología como panacea para resolverlo todo. Una utopía peligrosa: amenaza la
más grande conquista de la humanidad, la libertad. Es la pesadilla orwelliana
hecha realidad.
Dijo que imaginaba la
vejez junto a un gran danés, frente al mar. ¿Lo ve lejos? ¡Ja ja ja! Mi sueño es poder seguir leyendo y
escribiendo hasta el final. Si es así será una muerte feliz.
Un padre casi de su edad
le deja el sitio a alguien que puede ser su hijo, Vargas Llosa. ¿Qué porvenir
le augura al nuevo Rey? Creo que es un joven muy bien preparado para enfrentar
un porvenir enormemente incierto y difícil. Creo que es un joven muy bien preparado para enfrentar un porvenir
enormemente incierto y difícil.
(Mario Vargas Llosa entrevistado por Juan Cruz)
Sem comentários:
Enviar um comentário